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Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.

Diario de un alumno.

-"Cuando te toques quiero que te des azotes en el culelte y te pellizques los pezones. Quiero que pienses que son mis manos las que lo hacen y luego me escribes contándome todos los detalles y lo que has sentido, tienes mucho que aprender y yo te voy a enseñar". Eso es lo que me ordenenó Ella en un correo. 


Respiré hondo de satisfacción y me sentí feliz. Ella me escribía y sus deseos serían cumplidos como ella había indicado. Me gustaba verla satisfecha, y eso me hacía sentir bien. Además Ella me enseñaba y me formaba a su gusto, lo que hacía que me esforzara más y más para complacerla y aprender rápido y bien. 

En nuestro último encuentro me enseñó a lamerle el culito durante mucho rato como a Ella le gustaba. Lo recuerdo nítidamente, me indicó que me quitara toda la ropa y me tumbara boca arriba en la cama. Mientras lo hacía Ella me miraba satisfecha mientras se relamía los labios. "Así me gusta, desnudito para mí". Oí  como se descalzaba y se quitaba los pantalones de verano. Una vez desnuda de cintura para abajo, acercó su precioso culo hasta mis labios, me pidió que sacara la lengua y lo lamiera con delicadeza. Obediente así lo hice.

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