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Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.

Diario de un alumno.

-"Cuando te toques quiero que te des azotes en el culelte y te pellizques los pezones. Quiero que pienses que son mis manos las que lo hacen y luego me escribes contándome todos los detalles y lo que has sentido, tienes mucho que aprender y yo te voy a enseñar". Eso es lo que me ordenenó Ella en un correo. 


Respiré hondo de satisfacción y me sentí feliz. Ella me escribía y sus deseos serían cumplidos como ella había indicado. Me gustaba verla satisfecha, y eso me hacía sentir bien. Además Ella me enseñaba y me formaba a su gusto, lo que hacía que me esforzara más y más para complacerla y aprender rápido y bien. 

En nuestro último encuentro me enseñó a lamerle el culito durante mucho rato como a Ella le gustaba. Lo recuerdo nítidamente, me indicó que me quitara toda la ropa y me tumbara boca arriba en la cama. Mientras lo hacía Ella me miraba satisfecha mientras se relamía los labios. "Así me gusta, desnudito para mí". Oí  como se descalzaba y se quitaba los pantalones de verano. Una vez desnuda de cintura para abajo, acercó su precioso culo hasta mis labios, me pidió que sacara la lengua y lo lamiera con delicadeza. Obediente así lo hice.

Así te quiero ver

Me gustan los sexos femeninos rasurados, listo para ser besados, lamidos y saboreados. Perfectos para acariciar, sin dejarse un solo pliegue. Preparados para ser penetrados y follados. Así me imagino el sexo de Laura. La chica morena de piel suave y aterciopelada que se mojaba leyéndo las cosas que le decía. Así debe de ser su coño.

 

Más, dame más.

Aunque no lo digas por vergüenza sé que te gusta ponerte a cuatro patas, en pompa, o sobre mis piernas, bajarte las bragas y  que te dé unos azotes en ese culo tan bonito que tienes. Te gusta sentir el calor que desprenden la nalgas cuando se ponen de ese color rosa tan sexy. Te gusta oir el sonido de las palmadas, una detrás de otra. Te mojas como una perra caliente cuando recibes ese spanking que tanto te gusta.

Las tetas de Esther.

 

 

A Esther le gusta enseñarme las tetas. Se levanta la camiseta, en casa nunca lleva sujetador, y sus dos tetas asoman de repente.

Son dos tetas grandes, contundentes. Son duras y con pezones muy sensibles. Le gusta escupirse en ellas, pedirme que le extienda la gran cantidad de saliva caliente que gotea desde su lengua a sus dos bonitas tetas. Después, me pide que las chupe. Le gusta que las agarre con fuerza, que le muerda ligeramente los pezones y que sienta como se ponen duros entre mis labios.

No puedo negarle estos inocentes deseos.

Sensaciones a gotas

 

Siento tus manos tan cerca que ya me rozan, ya se pierden por mi boca, mi cuello y mi espalda. Ya las noto en mis pezones, en mi ombligo y mis nalgas. Ya te tengo cerca. No te vayas ahora. Quiero que también me sientas.

 

Pon tu dedo aquí

Esperándote

Me gusta correrme en tus tetas.

Me gusta como las tocas y las acercas a mi sexo.

Quiero que lo hagas ahora que no estás. 

Te espero, aún te espero, pero ya es tarde.

Los besos y tú.

Subes del mar, entras del mar ahora.
Mis labios sueñan ya con tus sabores.
Me beberé tus algas, los licores
de tu más escondida, ardiente flora.
Conmigo no podrá la lenta aurora,
pues me hallará prendido a tus alcores,
resbalando por dulces corredores
a ese abismo sin fin que me devora.
Ya estás del mar aquí, flor sacudida,
estrella revolcada, descendida
espuma seminal de mis desvelos.

Vuélcate, estírate, tiéndete, levanta,
éntrate toda entera en mi garganta,
y para siempre vuélame a tus cielos.

¡Ahora, ahora!

Su lengua se relame mientras sus dedos no dejan de acariciarse el cuerpo. Está desnuda, sobre la cama, la melena revuelta y la boca entreabierta. La miro con deseo, pero me ha dicho que no me mueva, que mire y disfrute. Solo eso.

Recorre con sus dos manos los pechos, los agarra y los acaricia con decisión. Baja por el cuerpo hasta el ombligo y de allí pasa a su sexo que ya está mojado. Lo veo palpitar, brillante, húmedo. Ella comienza a sudar. Su coño desaparece entre los dedos de su mano derecha, con la izquierda, se sigue acariciando las tetas donde los pezones ya están duros desde hace un buen rato.

Chupa los dedos y su clítoris los recibe uniendo las humedades de su entrepierna y de la suave boca que ya empieza a jadear. Cuando está muy cerca del éxtasis, me llama entre gemidos. Me acerco. Me sujeta la cabeza y hace que mi boca coincida con su clítoris que está a punto de estallar. Y lo hace en ese momento, entre mis labios, chupado por mi lengua. Me ha reservado para que mi lengua encendiera la mecha y al segundo explotar de placer. Moja mi boca y mi cara. Me encierra entre sus piernas, siento su abdomen y recibo sus continuos espasmos.  

La escritora que me mojó.

 

Tiene el pelo corto, es escritora y madura. Estos tres conceptos me dejaron sin aliento cuando la conocí. Tiene una piel blanca, parece suave, de porcelana. Recorrí con mi vista  su imperfecto cuerpo perfecto. Al hacerlo me sentí excitado y no hubo manera de que saliera de mi mente ni de mi sexo. Una vez dentro jugó conmigo, me poseyó, me mojó. Me usó, me ordenó y me enseñó. Escribió en mí y escribió sobre mí. Entregado a su inteligencia, a su piel desnuda, a su sabidura y a sus deseos. Así me tuvo en mis sueños. Desnudo, obediente sumiso.

 

Suspírame al oído.

 

Buscar puntos de placer en nuestra pareja no es dificil. Solo hay que ponerse a ello y probar. Mi experiencia me dice que salirse de lo monótono es lo mejor que nos puede pasar. 

A continuación repasamos uno de los muchos lugares que en ocasiones nos pueden pasar desapercibidos, pero que están ahí esperando ser mimados. Hoy quiero centrarme en las orejas de nuestra pareja.

No dejes de jadear cerca de ellas, de lamerlas, de morderlas y de besarlas. Tócalas con un dedito, y si está mojado en tu saliva mucho mejor. El lóbulo es una parte que debemos chupar, nunca hacerlo con pendientes puestos. La parte inferior de la oreja también. Esta parte está cerca del cuello pero no es el cuello. Recorre la orejita entera con la boca y frota tus labios mojados contra ella. Habla suavemente, suspira y dale tu aliento. La excitación está asegurada.

 

 

El culo de Mamen.

Os voy a hablar del culo de Mamen. Tiene un culo de esos que quedan perfectos dentro de unos pantalones vaqueros. Se le marcan mucho las nalgas y cuando lleva mallas los chicos se vuelven a su paso para admirar un culo que dispara el instinto sexual de cualquiera.

 

Aunque he de confesaros que lo que mas me gusta es su piel. Es tersa y suave, se vuelve amelocotonada y termina creando unos pliegues en la parte inferior que incitan a descubrir qué esconden. Me gusta acariciar sus nalgas y recorrerlas con mi lengua. En ocasiones Mamen me pide que con la mano le dé unos ligeros azotes. Entonces su piel se vuelve más sonrosada y suave, el calor que desprende termina mojando de placer su cercano sexo.

 

Mamen guarda un tesoro entre sus nalgas. Cuando las abre aparece su ano, pequeño y rosado. Entonces lo acaricio, acerco mi lengua y lo lamo con suavidad llevando a Mamen a una sucesión de suspiros y pequeños gemidos. Mi dedo se adentra despacito en su interior gracias a la saliva que anteriormente había dejado en él. Mamen gime y comienza a moverse acompasadamente... muy despacio... cada vez más rápido... cada vez más mojada...

 

 

Lo que me hizo una señora hace mucho.

Lo que me hizo una señora hace mucho.

Su mirada lasciva no dejaba lugar a dudas. Es R. la señora madura que conocía aquel día gris de invierno. Nunca pensé en tener ninguna relación sexual con ella. Nunca me lo había planteado. Pero su mirada, sus gestos y sobre todo su lengua, no me dejó otra salida.

Me dijo que me estuviera quieto, que ella era la experta, que me ganaba en edad. Tenía razón. Me dijo que me pusiera de pie y cerrara los ojos. Así lo hice. Me dijo que me iba a desnudar. Y así lo hizo. Me quito el calzado, los calcetines, el pantalón y el calzoncillo. Por ese orden. No me quitó nada más.

- Así me das mucho más morbo. Sigue sin abrir los ojos, ¿vale?

- Vale.

La escucho alejarse, sigo sin  abrir los ojos. Se acerca de nuevo y me coloca una tela en los ojos.

- Ahora estarás más cómodo.

Noto que se pasea a mi alrededor. Me mira. Sigo de pie, me excita esta situación. Siempre me han excitado esos momentos extraños, fuera de lo normal, esos momentos de morbo máximo, inquietantes e imprevisibles.   Noto como se ha sentado en una silla a mi espalda.

- Así estoy más comoda susurra.

Su mano se desliza entre mis nalgas, me pide que abra un poquito las piernas. Noto como sus dedos se adentran hasta alcanzar mis huevos. Los acaricia, estira, los frota. Sigue metiendo la mano un poco más hasta alcanzar mi sexo. Nunca me la habían tocado así. Es realmente placentero y extraño a la vez.

Siento su mano entre mis piernas hasta alcanzar la punta de mi polla. Se coloca un guante de latex. Así me lo comenta. 

- Ponte un poco en pompa.

-¿Así?

- Perfecto...

Le ofrezco mi culo, mi sexo. Todo lo que hay entre mis nalgas y mi abdomen está a su alcance mientras sigue sentada cómodamente. Esta entrega me excita. Me derrito, me mojo, gimo casi sin que ella me toque.

Su boca se acerca a mi ano y noto como explota su saliva entre mis nalgas. Lo repite tres veces. Su caliente saliva se precipita por mis muslos. Ha mojado también mis huevos. 

Finálmente. Con lentitud premeditada, con deseo, con palabras que pronuncia a mi espalda hasta llevarme al éxtasis. Su dedo se adentra ábilmente en mí. Un ligero movimiento circular facilita la entrada de un chorro de placer que me llena y me hace suspirar y gemir. 

Giro la cabeza. Quiero verle la cara en este momento. Verla me hace sentir más placer. La observo mientras se adentra poco a poco. Mientras me llena de placer con un nuevo método. La miro perversa, cariñosa y dura a la vez. La veo sensualmente feliz, disfrutando de mi y disfrutando conmigo.

- Me encanta. Dice.

- A mi también.

Hace mucho que no vuelvo a sentir nada parecido. Y es una pena. Lo echo de menos.

La boca me excita

La boca me excita

Pocas cosas son más excitantes, por lo menos para mí, como juntar los labios, introducir la lengua, saborear su saliva, tragarla, sentir su aliento penetrar por tu garganta y chupar la lengua femenina. Húmeda. Caliente.

La boca es un organo sexual, al mismo nivel que lo que estás pensando. Me encanta explorar con ella. La sensibilidad es extrema, las terminaciones nerviosas, en millones, me hacen sentir sensaciones únicas. Su forma, tan extraña, y tan perfecta. Su lengua, siempre viva, mojada, alerta. Es tan maravilloso chuparse. Es tan necesario.

Cuando el grajo vuela bajo...

Cuando el grajo vuela bajo...

En invierno  una buena ducha, mientras fuera hace mucho frío, es uno de los mayores placeres de los que se puede disfrutar a cualquier hora del día y tanto en solitario o acompañado. Una  ducha es un momento lleno de pequeños detalles y grandes placeres. A mi me gusta así, espero que te guste.

 

- Enjabonar con la mano a tu pareja, no olvides el cabello ni los pies.

- Ahora al revés.

- Darse un masaje mútuamente, fijarse en lugares que normalmente no tienen nuestra atención, la mano enjabonada se deslizará por cualquier parte del cuerpo sin problemas.

- No olvides los besos bajo el agua templada cayéndo en vuestros cuerpos. Nada de agua muy caliente ni, por supuesto, fría.

- Juegos manuales, por delante, detrás, arriba, abajo, no dejes de jugar, el placer manuel siempre es bien recibido, tanto para ella como para él.

- Atención al chorro de agua, te sorprenderá lo que puede dar de sí, no lo olvides e incorpóralo a tus juegos.

- Olvida las posturas raras, no es un lugar muy seguro, disfruta de pie.

- Salir juntos de la ducha y secaros mútuamente con una toalla suave y a la que anteriormente has rociado con algún perfume que os guste. Disfruta del olor a piel recienduchada de tu pareja.

Carmen y Fernando.

Carmen y Fernando.

Fernando trabaja cada mañana vendiendo dvds en una tienda de electrodomésticos. Ha engordado mucho desde la última vez que lo vi. Viste un ridículo traje gris que le queda grandísimo y siempre va muy bien afeitado. Cosas del trabajo dice con resignación. Por las tardes visita a su novia.

Carmen, su novia. Tiene dos años más que él, 31 años recien cumplidos. La conocí el día que Fernando y yo fuimos a comer al restaurante donde ella trabaja. Alitas de pollo agridulces con arroz tostado. Me dan miedo las cosas que se apellidan agridulces, me suenan a chino. Los chinos no me gustan. Pero aquel plato me encantó. La felicité cuando terminó de trabajar y me despedí de ellos dos.

Carmen cocina en su apartamento la cena. Fernando no puede evitar las miradas a su culo mientras ella pela las zanahorias. Cada noche se acerca por detrás, sujeta sus generosas tetas y lame la oreja izquierda de Carmen. Follan sobre la cebolla picada, el tomate a taquitos y sobre un cogollo de lechuga. A Carmen le gusta follar encima de la mesa de la cocina. Muchas veces mientras jadea como una loca, Fernando desliza uno de sus dedos mojado de chocolate dentro de la boca de Carmen. Carmen impregna de tomate los pezones de Fernando y siempre acaba mordiendolos con aínco. Fernando saborea el zumo de naranja que chorrea entre las piernas de Carmen y la mermelada de mora, que tanto gusta a Carmen, acaba en los huevos de Fernando cual tostada matutina.

Carmen , tumbada boca arriba, sobre la mesa, con las piernas abiertas, dos de sus dedos dentro del sexo y la cabeza entre las piernas de Fernando, que de pie, no puede evitar un ligero temblor de piernas, cuando la lengua sonrosada de Carmen se adentra en su cuerpo y llega a escuchar con dificultad: cariño, ¿cenamos?.

 

Te deseo con todas mis letras

Te deseo con todas mis letras

 

 

Te quiero lamer con mis emes, besar con mis bes,

te deseo acariciar con todas las as,

te deseo arropar con miles de erres,

te quiero comer con mis ces y tocar con mis tes.

 

Te quiero achuchar con mis ches, apretujar con mis jotas,

te deseo rozar con todas las cetas,

te deseo querer con miles de cus,

te quiero seducir con mis eses y amar con mis emes.

 

Te deseo con todas mis letras.

 

Educación oriental

¿Qué quieres que te diga?
que prefiero pasear por la playa
y escuchar a billy joel o quizás a ben folds five
porque sé que tú los odiabas.

Sin cesar, mi dedo pulsa el ratón que a su vez acciona el play del video en youtube. La casita azul, que bien, me gusta. De mayor quiero tener una casita azul y una amiga indi.

Perdona siempre a tus enemigos, no hay nada que les molestes más. Eso dice Oscar Wilde mientras atravieso los monegros, secos, blancos, con un atardecer en tonalidades rosas y líneas rojas que cruzan todo el cielo.

Y me gusta claro que me gusta.

Y los ojos achinados de ella también, pero me gusta más cuando lo haces tú. 

 

 

Qué sí, qué sí.

Sigo liado, muy pronto novedades.

pués sí, aquí sigo, en un lugar distinto, donde el viento no es el mio.