Blogia
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.

Sudor y Silencio

Para mí, el físico y la edad de una chica, nunca han sido algo que me condicionara. Me fijo más en otros aspectos. El morbo que me transmite es muy importante. También me fijo mucho en los labios y en las manos, y si es verano y llevan los pies descubiertos también reciben un repaso de mis inocentes ojos. La mirada y el cabello son algo que siempre tengo en cuenta.
Hace un tiempo conocí a una chica mayor que yo. La verdad es que nunca pensé que acabaría acostándome con ella, pero los caminos del señor son inescrutables. (que palabra más rara verdad).
Sobre las chicas mayores siempre ha existido un mito. Uno, desde su inocencia, imagina que debido a su edad, ellas son experimentadas y conocedoras de juegos eroticos que nunca llegaría a imaginar. En este caso la cosa no cumplió las espectativas.
Supongo que reprimirse durante su juventud dió como resultado a una mujer llena de tabús y prejuicios. Viendo el panorama intenté hacer la cosa lo más agradable para los dos.
Por supuesto tuve que tomar la iniciativa, cosa que no me importa, pero he de reconocer que hay momentos en los que me encuentro bastante perezoso. Besé su cuerpo sin insistir en ninguna parte, sólo un repaso general. Subí, baje, gire, en una palabra me moví. Afortunadamente parece que le gustó y se empezó a animar.
Sus dos manos comenzaron a acariciar mi espalda, suavemente, subía hasta mi pelo y bajaba muy despacio hasta la parte baja de la espalda. De repente y cuando mas relajado estaba, como si hubiera sido poseida por algun espíritu lascivo, agarró con fuerza mis dos nalgas, una para cada mano y comenzó a hacer fuerza con ellas estrujando mi pobre trasero.
No podía imaginar de donde sacó las fuerzas, pero aquellas manos quedaron como soldadas a mi culo durante un buen tiempo y cuando digo buen tiempo no son 5 ó 10 minutos, me refiero a bastante tiempo... ¿ Por qué esa obsesión por agarrar con fuerza desmedida aquella parte de mi anatomía? después de aquella experiencia me lo pregunté una y otra vez, descartaba la apetencia física, ya que mi culo no tiene nada de extraordinario así que me quedé con la duda. Volviendolo a pensarlo agradezco que su obsesión fuera aquella parte porque no quiero imaginar lo que hubiera podido hacer si su apetencia hubiera sido otra cosa que yo me sé...
Al final el tema no estuvo tan mal. No sé si porqué me contagió su acto nalgal o por lo que fuera, pero pensé que sería bonito masturbarme entre sus hermosas y protuberantes nalgas.
Yo siempre intento ser muy educado, así que antes de proceder se lo pregunte de la mejor forma que pude. Afortunadamente accedió, no sin antes, advertirme de que nunca lo había practicado. En realidad, por lo que pude saber, no había practicado nada fuera de los típicos tópicos.
Me encantó ver su culo lleno de suave semen. Ver como las dulces perlas de esperma acababan en sus pliegues era una maravilla. Me quedé un tiempo contemplando tan bonito espectáculo.
Ella, sonreía.

0 comentarios