Confesiones
A veces tengo ganas de que me laman. Sólo eso. A veces las chicas acceden porque deben pensar que de esa forma me voy a excitar y me las voy a follar. Se equivocan. Sólo quiero relajarme y olvidarme de todo. Yo estoy quieto, ensimismado en mis pensamientos. Cierro los ojos y me pierdo en mis dudas eternas sobre que pantalón nuevo comprarme o si me dejo las patillas largas o cortas. La sensación de la lengua sobre mi piel me produce pequeños micro-orgasmos cerebrales. Es realmente maravilloso. Con el paso de los minutos, la lengua tiende a perder saliva y se reseca un poquito. Siempre les pido que escupan sobre mi piel y después sigan lamiendo mientras lubrican la lengua con su propia saliva.
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Anónimo -