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Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.

Erección

Erección

Tu mirada perdida. Los cabellos revueltos. Tu sexo mojado. La boca entreabierta. Tu cuerpo desnudo brillante de sudor. Mi piel se estremece al sentir ese calor intenso que me provocas con tu cercanía, me siento abrumado, realmente perdido entre tus manos. A pesar de todo no quiero dejar que cese mi resperación jadeante. Necesito oir otra vez tus gemidos. Me gustan las que gritan sin miedo a nada. Me gustan las que son silenciosas cuando se tocan en la soledad para que no se enteren los de la habitación de al lado. Qué rico cuando mi cuello se dobla, enérgico, directo, girando hacia un lado y otro. Al abrir los ojos, amanecen, ante mí, tus dos ojos, resplandecientes, llenos de misterio, que me miran, maliciosos, perversos, tremendamente excitantes, a la vez que la mano acaricia mi vientre y mis caderas. Y tus dedos bajan desde mi ombligo hasta enredarse en el vello. Mi perfil se altera y una erección, comienza a tomar forma, despacio, latente, deseosa de ti. No dejes de tocarme nunca, nunca.

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