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Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.

Una inglesa en la playa

Una inglesa en la playa

Gracias a internet había conocido una playa genial. Una playa de verdad, donde nadie te miraba mal por ir desnudo ni por ir con bañador. Me pareció buena idea visitarla y disfrutar de los bonitos culos y tetas que podía ofrecerme el paisaje. No sabía si me iba a desnudar o iba a vestir mi bonito y favorito bañador naranja pero me parecía una buena idea visitar una playa distinta y libre.

Intentaba comprar un colchón inchable, a poder ser de color rojo. Quería adentrarme en el mar sobre él y dejarme balancear por las olas, cerrar los ojos, notar como el sol me quemaba y escuchar el rumor de la gente que está en la playa. Rubia, alta, labios carnosos. Es inglesa, creo. Habla con la dependienta. De vez en cuando mezclaba palabras en español con su infame lengua inglesa. Estaba comprando una revista de moda o algo así. Me fije en su forma de hablar y mover las manos. Llevaba toallas, deduje que iba a la playa, al igual que yo. Observé una cosa curiosa. Llevaba tacones. Me pareció curioso y morboso que una chica que va a la playa lleve tacones.

Salí de la tienda sin comprar nada. Ella salió detrás de mi. Me hice el remolón hasta quedar justamente detrás de ella y disfrutar del movimiento de su culo camino de la playa. De repente me vi a su lado, sobre la arena y con una sonrisa tonta en mi cara cuando empecé a comentar con ella lo bonita que era la playa en un triste y patético inglés que le hizo mucha gracia.

Finalmente no me quité el bañador.

Me lo quitó ella en la habitación de su hotel.

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